A Lauren Roumayah siempre le gustaron las galletas. De niña, pasaba horas y horas horneando en la cocina con su mamá, Paula. Las dos preparaban la mezcla, amasaban y probaban el sabor de las galletas con chispas de chocolate y de manteca de nueces pecanas. La mayoría de los días iba directamente a casa después de la escuela porque no soportaba dejar una tanda sin terminar.
Cuando Lauren se graduó de la universidad e ingresó al "mundo real", sintió que era agridulce. Cuando su esposo Tony hizo la pregunta: "si pudieras hacer lo que quisieras, ¿qué harías?" Su respuesta fue simple: "Hornear galletas". Y así lo hicieron.
Desde ese entonces, los dos se levantan al amanecer y trabajan hasta que anochece. Recogen los ingredientes a través de Detroit en su adorada camioneta de marca Ram ProMaster®: compran harina, huevos y azúcar en lo que se ha convertido en la valla publicitaria de cuatro ruedas para su negocio. Donde sea que la
Ram ProMaster rosa vaya, produce sonrisas a cada paso.
Pero no son solo los mirones con muecas en sus rostros. Mientras Lauren ahora puede ser una gran trabajadora, nunca perdió a su niña interior. Con cada sabor que imagina, se pregunta: "¿A la niña que hay en mí le gustaría?" Es esa conexión con el pasado que hace que el presente sea mucho más dulce.