La mayoría de las personas que me conoce por primera vez cree que mi nombre es Maria. Posiblemente lo vieron escrito en algún lado y asumieron que era así. En realidad, mi nombre se pronuncia "Maraia", y es solo una de las muchas cosas sorprendentes sobre mí. Nací en una familia de doctores y abogados, y ese camino trillado estuvo marcado para mi desde el principio. ¿Quién podría culpar a mi familia? Definieron al éxito de la mejor manera que podían. ¿El problema? Nuestras definiciones no coincidían.
Siempre me gustó estar al aire libre. En especial en los climas fríos. Fui a la universidad en la helada Quebec, Canadá, pero enseguida me di cuenta de que necesitaba más que solo temperaturas bajo cero para despertar mi interés. El oeste de Canadá tiene el frío y las montañas para arrancar. Luego de graduarme, me fui a British Columbia y nunca miré hacia atrás. Allí encontré un programa de recreación al aire libre donde me sumergí en la nieve polvo y en el mundo del esquí de fondo. Desde entonces, estoy feliz de decir que nunca me fui del oeste o que nunca jamás he tenido un trabajo de oficina.
Fundé Snowwater Heliskiing hace casi 20 años. Cielos. Me asocié con mi pareja actual, Patric, para hacer realidad este sueño. A él le gusta el aire libre desde siempre, es silvicultor, arborista y (suerte para mí) también es sommelier. Juntos, llevamos pequeños grupos a las montañas y bajamos a través de algunas de las nieves polvo más frescas del planeta. Nos hemos equipado con una Ram 1500 Limited para conquistar los caminos helados y conducir a través de terrenos con nieve. Cargamos la plataforma con esquís, radios, paquetes de supervivencia y cajas de herramientas, y remolcamos un snowcat. Es increíble lo que puede hacer esa camioneta. El snowcat lo remolcamos solo como plan de respaldo, dicho sea de paso. Tenemos un helicóptero B2 A-star para que nos lleve a esa nieve polvo de Kootenay difícil de alcanzar en la cima.
Nuestra pasión es llevar pequeños grupos en el helicóptero y mostrarles la vida de la que nos hemos enamorado. Es increíble. Una vez que la gente está al aire libre en la nieve polvo, sonríen de pies a cabeza. Es un sonrisa completamente distinta. Casi como si recordaran lo que es realmente la verdadera felicidad.
No nos llevamos el crédito por ese sentimiento, de todos modos. Es uno que compartimos. Ese sentimiento surge por estar rodeado de naturaleza. De mostrarle a las personas lo que es estar en los lugares más hermosos, espectaculares y remotos. Una vez que estás allí, te sorprenderá lo mucho que pueden cambiarte las montañas. Hay una sensación compartida de asombro y un deseo inmediato de querer proteger estos lugares remotos.
Ese es probablemente el regalo más grande que me ha dado este camino. Comenzó como un amor por la nieve polvo, eso seguro, pero ese amor es chico en comparación con la gran necesidad de preservar las tierras que encontré. Eso sucede cuando sales y dejas una marca en el camino hacia un lugar que amas: quieres protegerlo. Porque, ¿quién sabe? Quizá existe alguien más con esa pasión por lo salvaje y la naturaleza buscando marcar su propio camino.